Imagen interna

Coaching, herramienta para el ecosistema directivo

Desde tiempo de los antiguos filósofos se ha utilizado el concepto de coaching como una forma de conocerse a sí mismo, valiéndose de hacer preguntas contundentes que cuestionaran los conocimientos y creencias, en pocas palabras, el coaching en aquellos tiempos consistía en transportar personas a la acción.

 

En los años setenta, el término tomó fuerza al ser referido como una forma de eliminar los obstáculos internos en una persona, llevándolo a una fluidez natural que lo ayuda a combatir las dificultades diarias.

 

En la actualidad, el arte del coaching consiste en la conversación planeada y privada, en la que el coach llevará a la persona a desarrollar su máximo potencial y alcanzar objetivos como lo son: identificar las fuerzas individuales y necesidades de desarrollo, los recursos que le garantizan el éxito, estrategias de superación, los comportamientos que lo llevan al éxito y a su vez al fracaso, desarrollar una concientización y así como crear un plan de acción de desarrollo. Después, se podrá trabajar en la introspección, capacidad, práctica en lo real, motivación y responsabilidad.

 

Las exigencias de las empresas actualmente se limitan a contratar aspirantes con tolerancia al estrés, capaz de analizar problemas, entusiastas, creativos e independientes, pero se les olvida que no todos han experimentado el coaching y descubierto sus áreas de mejora, es por eso que muchas empresas toman esto como factor de crecimiento y tienen expertos que capacitan y llevan a su recurso humano al éxito.

 

Desarrollar competencias como esta, convertiría a los aspirantes no solo en mejores trabajadores, sino mejores personas.